domingo, 15 de mayo de 2016

ANTECEDENTES DE LAS CONTRIBUCIONES AL COMERCIO EXTERIOR

 
"EN LA ANTIGÜEDAD"
 
 
 
 
 
Los orígenes del comercio se remontan a finales del neolítico, cuando se instituyó la agricultura. Al principio era una agricultura de subsistencia, donde las cosechas obtenidas eran las justas para la población dedicada a los asuntos agrícolas. Sin embargo, a medida que iban incorporándose nuevos desarrollos en esta actividad, las cosechas obtenidas eran cada vez mayores y los excedentes facilitaron un intercambio local de otros bienes por alimentos, que dieron paso al trabajo con los metales, la rueda, el torno, la navegación, la escritura, nuevas formas de asentamientos urbanos, etcétera. A lo largo de la Edad Media, empezaron a surgir unas rutas comerciales transcontinentales que intentaban suplir la alta demanda europea de bienes y mercancías. Entre las rutas más famosas destaca la Ruta de la Seda, pero también había otros importantes como las rutas de importación de especias. De las distintas corrientes del comercio internacional, por orden cronológico resaltan las siguientes: Corriente Griega. Cuando el esclavismo se ha asentado y se desenvuelve en forma extraordinaria, el pensamiento económico evoluciona y se empiezan a desarrollar ideas que corresponden a este nuevo modo de producción; Platón fue uno de los primeros estudiosos de la sociedad, pero Aristóteles fue el que más hizo avanzar el pensamiento económico de la época. Platón explica la división del trabajo como consecuencia de las diversas aptitudes naturales de los hombres y de la gran cantidad de necesidades humanas. Aristóteles fue el que más hizo avanzar el pensamiento económico de la época. Asentó las bases de la teoría del valor al distinguir entre valor de uso y valor de cambio (aunque no en forma precisa). Corriente Escolástica. En primer lugar el pensamiento económico de la Edad Media se basa en los preceptos aristotélicos y la doctrina de la Iglesia Católica. Las ideas económicas formaban parte de las enseñanzas morales del cristianismo. Consideraban la economía como un conjunto de leyes, entendidas como preceptos morales cuya finalidad era la buena administración de las actividades económicas. Formulan principios del precio justo, el cual depende del valor inherente de las mercancías. Tomás de Aquino resalta dar una valor de cambio basado en el costo de producción, revestido de carácter ético. Consideraban inicialmente todo cobro de interés por el dinero prestado como usura y por tanto la condenaban, posteriormente consideraron el préstamo como un cambio de propiedad y el interés como impuesto sobre el trabajo del prestatario. Podemos inferir que las ideas de los escolásticos eran una representación idealista de la realidad. Corriente Mercantilista. Desde el feudalismo se van gestando las condiciones que serán predominantes en los siglos posteriores; es decir, las premisas del desarrollo capitalista. El mercantilismo es la doctrina económica que refleja las condiciones del capitalismo comercial del siglo XVI y XVII. Corriente Fisiócrata. La escuela fisiócrata surge en el siglo XVIII y es a juicio de algunos autores la precursora de la economía moderna. Esta escuela considera a la agricultura como la principal actividad realmente productiva, porque es la única que da un producto neto, y a la industria, al comercio y a los servicios como actividades accesorias, en vista de su concepción materialista de la riqueza; que las sociedades humanas al igual que el mundo físico están sujetas a un orden natural, al que frecuentemente atribuyen carácter providencial, por lo que el Estado debe limitar su intervención. Corrientes Clásica y Moderna. A fines del siglo XVIII se dieron una serie de cambios -inspiradas por la revolución industrial y el auge de los mercados de América y Asia- que habrían de modificar las relaciones de producción predominantes y en consecuencia, las doctrinas económicas también fueron evolucionando en la búsqueda de explicaciones a los nuevos fenómenos que se desarrollaban. Se introducen técnicas más eficientes de producción y por ende la oferta de bienes. Todas estas corrientes en la evolución del comercio dieron pie a la continua interacción de los mercados, para que posteriormente a las guerras mundiales, sentar las bases de la mayor integración e interdependencia de los mercados que los países hayamos vivido en la historia; hoy en día, y gracias a las herramientas telemáticas de comercio electrónico, en segundos conseguir lo que a veces tardaba meses, acortando los tiempos y las distancias, el gran reto es la armonización de los mercados laborales y regulatorios para que también logremos transferir los mecanismos de organización social que han logrado generar bienestar en los países más aventajados tecnológicamente. La relación entre mayor libertad económica y desarrollo es irrefutable.

"EN EL IMPERIO ROMANO"
 
 
 
Fundada la Roma primitiva o colonia de Alba Longa por un descendiente de Eneas, llamado Rómulo, con sus soldados y las sabinas, siete siglos y medio antes de la Era Cristiana, permaneció obscurecida durante mucho tiempo y apenas ocupó otra extensión que el monte Palanteo; pero después fue poco a poco aumentando su población y ensanchando su perímetro por los montes Capitolino, Quirinal y Celio, hasta llegar en la época imperial al grado máximo de su opulencia y esplendor. Fue la dominadora del mundo por el poder irresistible de sus ejércitos, la afición desmedida de sus conquistas y la sed implacable de aventuras; sobresaliendo sus moradores en la milicia, la estrategia, la política, la oratoria, la filosofía y la legislación, sin descuidar por eso el estudio de las letras, las ciencias y las artes.
Este pueblo, que fue el más poderoso de la antigüedad; que dominó al mundo por espacio de muchos siglos y que tuvo tantas cualidades eminentes, no fue jamás buen comerciante, pues en su primera época, que se extendió hasta la caída de Cartago, se dedicó con preferencia a las armas; en su segunda, que duró hasta la terminación de la República, se concretó a enriquecerse con los despojos de los vencidos, y en su tercera, que llegó hasta la traslación del gobierno a Constantinopla, se contentó con sostener un gran comercio pasivo, que concluyó por arruinarle.
Sin embargo, realizó algunos actos mercantiles importantes, dignos de ser considerados; desarrollaron su marina para destruir la alianza secreta de los tarentinos, tirrenos, samnitas y galos; combatieron para acabar con la liga formada por los piratas baleares, cretenses, panfilios, licios, cilicios y corintios; derrotaron a los corsarios de Pompeyo, que dificultaban los abastecimientos de Roma por el levante, el occidente y África; auxiliaron la navegación con la reconstrucción de puertos, instalación de faros y concesión de primas; regularizaron las expediciones de géneros de las provincias, instituyendo directores de comercio en Egipto, Iliria, España y Ponto Euxino; reglamentaron las extracciones de trigo de Alejandría y Cartago, poniéndolas bajo la inspección de los Prefectos del Pretorio de Oriente y del Pretorio de África; establecieron transportes regulares de granos desde Alejandría a Roma, por una flota a la que los historiadores llamaron nodriza romana y los romanos sacra embole; distribuyeron a los menesterosos grandes cantidades de cereales, que en concepto de tributo hacían venir de Sicilia, África y Egipto; favorecieron el comercio con la institución de ferias, mercados, gremios y franquicias; y en fin, traficaron en muchas mercancías, principalmente con la plata y mieles de España; plomos y estaños de Inglaterra, ámbares y vasijas de Germania, vinos y aceites de Galia, granos y telas de Sicilia, bronces y mármoles de Grecia, perlas y sederías de la India, gomas y perfumes de la Arabia, esclavos y fieras de la Etiopía, tapices y bordados de la Mauritania, vidrios y papeles del Egipto, comestibles y pedrerías de Asia, cueros y ganados de África.
Mas a pesar de todo eso, la ley flaminia prohibió el comercio a los patricios, como profesión humillante, reservada a las clases sociales inferiores; relegaron la industria a los libertos, que formaron nueve corporaciones obreras urbanas; dotaron las tripulaciones de los buques con marineros oriundos de las provincias, organizaron las colonias con un carácter puramente militar, sostuvieron un comercio pasivo acompañado de corrupciones, profesaron un paganismo que admitía el horror de los sacrificios humanos, circunscribieron su política a la máxima de pan y espectáculos para entretener al pueblo, debilitaron su poder a causa de la inferioridad de su constitución económica, degeneraron sus bríos por efecto de la relajación de sus licenciosas costumbres y concluyeron por desaparecer víctimas de su propia decadencia al ser arrollados por las legiones irruptoras de los bárbaros del Norte.


"EN MÉXICO"
 
La historia del Comercio Exterior en México, no inicia con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, es más antigua. Se remonta a la época de la Colonia Española, cuando México se convirtió en proveedor de materias primas de la metrópoli y limitó su desarrollo productivo, social y económico.
Fue una época de explotación bárbara basada en el sometimiento de la población indígena, principalmente a través de la explotación de la mano de obra en las minas de metales preciosos
La corona española monopolizó el comercio, prohibió inclusive que éste se realizara con otros países, propiciando un comercio cerrado al embargar barcos extranjeros que llegaban a los puertos mexicanos. Los comerciantes españoles se regían mediante principios mercantiles y sólo se permitía realizar el comercio en el puerto de Veracruz.

El proceso de la acumulación originaria de capital en Inglaterra propició el surgimiento del capitalismo mercantil industrial que posteriormente repercutiría en nuestro país.
La Revolución Industrial del siglo XVIII, la aparición de múltiples inventos, el desarrollo científico y tecnológico, así como la lucha entre la naciente burguesía industrial y los partidarios del mercantilismo, son solamente algunos de los factores que dieron inicio al librecambismo.
En México, la lucha armada de 1810 coadyuvó a la separación de éste con España y al incipiente desarrollo del comercio con otras naciones, ejemplo de ello es Inglaterra que para ese entonces había desarrollado grandes negocios capitalistas. Fue entonces, cuando México decidió abrir otros puertos marítimos al comercio.

Al ya no estar bajo la tutela de España, Estados Unidos comienza a ver oportunidades de intervención en el país vecino, así como también Inglaterra y Francia, potencias europeas con las que México intensificó el comercio.
Esta relación se vio afectada por la guerra de 1847, México-Estadounidense Y en 1867, con el derrocamiento del Imperio de Maximiliano con el cual Francia abandona sus propósitos de expansión en nuestro país.
En años posteriores, durante el Porfiriato y con la aparición de capitales financieros, México adoptó rasgos capitalistas y se formó como una economía primaria exportadora gracias a la inversión extranjera. El país se volvió dependiente del mercado y del capital externo.
Durante esta época se hicieron grandes concesiones ferrocarrileras, mineras y agrícolas a Estados unidos, debido a que éste era el único país que quería invertir en México, iniciándose así la enorme dependencia que sigue hasta nuestros días.
Es este período en el que los aranceles como ingreso fiscal toman una gran importancia dentro del presupuesto.
El comercio exterior de México durante el porfiriato creció enormemente debido a la paz preponderante que inyectaba la suficiente confianza a los grandes capitales financieros internacionales.
En la época revolucionaria el nivel de intercambio no disminuyó, al contrario, se incrementó gracias a la guerra mundial y principalmente a la exportación petrolera, que posteriormente se vio afectada con la gran depresión de 1929 y la expropiación petrolera de México.

 
"EN LA ACTUALIDAD"


Una de las grandes contribuciones al crecimiento de la economía mexicana en los últimos años ha sido sin duda su comercio exterior , sobre todo de la década de los noventa a la actualidad. Sin embargo pese a su importancia en el plano mundial no ha sido suficiente para contribuir a que los niveles de Producto Interno Bruto (PIB) percápita se equipare a la de los países con los que comercia, además que de alguna manera este indicador marca el grado de desarrollo, y la verdad en este rubro todavía estamos por los suelos.
 

 Para ver el gran potencial de crecimiento que puede tener nuestro comercio internacional para el futuro basta observar algunas cifras de su evolución en los últimos años de acuerdo a un estudio estadístico de la Secretaría de Economía y del Banco de México. Actualmente México es la octava potencia comercial y primera de América Latina participando en esta ultima con el 44 por ciento del total exportado y con el 49 por ciento de las importaciones regionales.
Nuestras exportaciones se han cuadruplicado en los últimos trece años , pasando de mas de 40 mil millones de dólares (mmd) a 165 mmd mientras que las importaciones han crecido de casi 42 mmd a 170 mmd.. Y el destino actual de nuestras exportaciones es 88.7 por ciento a Estados Unidos, 3.4 por ciento a Europa, 1.7 por ciento a Canadá y el restante 6.2 por ciento al resto del mundo; y del total que compramos del exterior proviene 61.8 por ciento de Estados Unidos, 10.6 por ciento de Europa , 5.5 por ciento de China 4.4 por ciento de Japón , 2.4 por ciento de Canadá y 15.3 por ciento de otros países.
Por otro lado , la política de apertura de comercio exterior mexicana ha sido por demás importante en el plano mundial , ya que desde la entrada de México al GATT, el país ha celebrado acuerdos comerciales en el marco de la ALADI (con países latinoamericanos), de la APEC, de la OCDE (con países desarrollados) y TLC (tratados de libre comercio con norteamerica, países centro y sudamericanos, europeos y últimamente asiáticos).
Todo lo anterior implica el importante potencial que tiene nuestra industria, comercio, servicios y agropecuarios de cualquier tamaño de crecer vía el comercio exterior. Insisto, realmente el potencial es grande ya que por un lado se están dando bases para que nuestro comercio (compra y venta) se diversifique para no ser tan vulnerables al depender con los altos porcentajes señalados de la economía norteamericana. Así la diversificación que tenemos actualmente como que no corresponde a tanto tratado o acuerdo comercial que el país ha hecho prácticamente desde 1986.
En este sentido es muy importante empresarialmente hablando que si, por un lado el mercado interno está recesivo, y por otro lado nuestros políticos congresistas difícilmente se ve que aprueben las reformas estructurales entonces con las ventajas competitivas (si las hay) el empresario mexicano puede tener grandes oportunidades de vender sus mercancías al exterior , o de comprar del exterior para vender en el interior, o para insumirse con mejores costos del exterior etc. Lo importante es que las oportunidades ahí están y lo muestra el proceso de fortaleza de este importante sector de la economía citado líneas arriba.
El que escribe se ha dado cuenta intercambiando opiniones con algunos empresarios, que existen en general factores que pueden inhibir el voltear a ver las oportunidades que le puede dar para su negocio el mundo exterior, entre los que se destacan, miedo, idioma, cultura, falta de información, ?flojera? quizá ante la tramitología que implica comercializar internacionalmente, apoyo financiero, apoyo gubernamental, entre otros .
Posiblemente estos factores se den lógicamente mas entre el pequeño y mediano empresario, pues los grandes son los que en realidad mas rápidamente se han globalizado y mas rápido han reconvertido su empresa para enfrentarse a los embates que implica este proceso globalizador que ya no tiene vuelta para atrás , y que todos no importa el ámbito ni el tamaño considero que debemos (hasta como consumidores) ir preparándonos mas a este proceso de apertura, que como se expresa nos ofrece grandes oportunidades .
En este sentido es de suma importancia que las autoridades se aboquen a darle mas promoción y apoyos, sobretodo en la flexibilización burocrática que implica el trámite, en el estímulo impositivo para alentar la actividad del comercio exterior; en el apoyo financiero por parte de la banca de segundo piso, en programas de capacitación, en información que aunque hay vasta sería bueno darla mas a conocer que ahí está , etc.
También es importante que los empresarios que han tradicionalmente producido para el mercado interno y tienen sin duda capacidad ociosa instalada porque sus ventas han disminuido de modo importante, o cualquier empresario que simplemente no ha explorado esta importante actividad internacional, ocurran a informarse y asesorarse con las propias autoridades relacionadas, con Bancomext, con agencias comercializadoras etc. pues seguramente puede ser mas sencillo de lo que parece realizar una exportación o importación.
En fin, entonces esto del comercio exterior es una buena salida para cultivarse, para ordenarse mejor, para aprender del ámbito internacional, para tener mas y mejores relaciones y por supuesto para ganar mas. En otras palabras el comercio exterior seguro que sacará al país incluso para acercarnos a las puertas del desarrollo sin menospreciar su gran contribución que ya tiene para el propio aunque todavía pobre crecimiento de la economía.
 

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