El
término comercio tiene su origen en el latín. Deriva de commercium, commercii
cuyo significado además del mismo que en español, es tráfico, negocio, mercado.
Este vocablo se forma a partir del sustantivo merx, mercis (mercancía) y el
sufijo com- (reunión). De esta manera, puede considerarse su concepto original
convergencia de mercancías compradas y vendidas.
La
palabra exterior también proviene del latín. Viene de exterior, exterius
comparativo de exterus, extera, exterum que significa externo, de afuera. Esta
voz está conformada por ex que significa fuera de, de un interior a un
exterior; el sufijo -ter que denota el miembro de un par, oposición entre dos y
el sufijo comparativo de superioridad -ior indicando la cualidad en más alto
grado que otro dentro del par. Por lo tanto, se puede considerar su concepto
como el que es más externo, está más afuera de un par de dos.
Clase:
locución formada por un sustantivo, masculino, singular (comercio) y un adjetivo,
singular. En cuanto al género, todo adjetivo lo toma del sustantivo que
acompaña. Pero en este caso, no toma la desinencia ni del género masculino ni
del femenino, sino que permanece invariable, por terminar en –r (exterior).
DEFINICIÓN DE COMERCIO
EXTERIOR
La
primera definición de comercio está relacionada con la etimología y es la
compra, venta e intercambio de bienes o servicios con fines lucrativos. También es el conjunto de esas
transacciones, entre otras acepciones.
En
cuanto a exterior es lo que está por fuera de otra parte. Lo relativo o que
pertenece a otro país, oponiéndose a nacional e interior.
LA CLAVE DEL COMERCIO
EXTERIOR
En
los últimos años, la economía internacional ha sufrido cambios importantes de
los que México no ha podido mantenerse ausente, dado su alto grado de inserción
en la economía mundial por un lado, y a la importante cercanía al principal
motor de esta en los últimos tiempos, los Estados Unidos por otro. Desde que
entró en vigor el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (TLCAN),
el 1 de enero de 1994, México se transformó en un destino atractivo de
inversiones extranjeras para muchas empresas transnacionales y enfocó un modelo
de desarrollo orientado al exterior. Posteriormente, como parte de una política
comercial con un claro objetivo liberalizador, el país suscribió nuevos
acuerdos comerciales con otras naciones de la región en Centroamérica y América
del Sur, así como también con la Unión Europea, Israel, la Asociación Europea
de Libre Comercio y últimamente con Japón.
Después
de diez años de la aplicación de una política comercial con un claro objetivo
aperturista y liberalizador, cuyos ejes centrales han sido: aumentar el
comercio exterior y la atracción de inversión extranjera directa como elementos
dinamizadores del crecimiento económico, es el momento de hacer una evaluación
del proceso.
El
comercio exterior, que tradicionalmente ha sido el motor del crecimiento en
muchas economías, también lo ha sido para México, que actualmente es
considerada como una de las economías con mayor apertura, ya que ha firmado 12
TLC?. La apertura comercial, que inicia desde mediados de los noventa (1994),
cuando el país decide enfrentar una nueva etapa liberalizadora mediante la
búsqueda de nuevos negocios en el mercado internacional, arroja en la
actualidad cifras de exportación para septiembre de 2010 de $25,301.8 millones
de dólares, así como el aumento de la inversión extranjera directa, que en el
segundo trimestre de 2010 fue de $7,364 millones de dólares.
México
necesita de los mercados mundiales para poder mantener su estrategia de
comercio exterior, pero la vía de las negociaciones bilaterales no ha dado los
resultados esperados, ya que expuso a la competencia a muchos sectores que hoy
se revelan postergados, especialmente en la agricultura como se demuestra en el
caso bien documentado de la cadena agroalimentaria del arroz, en que a las
pérdidas de producción, se le ha de sumar las pérdidas en empleo.
Se
debe de apoyar a las empresas mexicanas a exportar, ya que los ingresos generados
por las ventas al exterior permiten dejar a un lado la dependencia histórica al
petróleo.
Los
sectores ganadores del comercio exterior han sido los relacionados a la
inversión extranjera, es decir las empresas transnacionales que han optimizado
sus beneficios sobre la base de explotar la principal ventaja comparativa de
México: La mano de obra barata. Sin embargo, esta ventaja comparativa ha sido
minada con el surgimiento de China como un nuevo centro de producción para
industrias intensivas en mano de obra no calificada de bajo costo, pese a la
enorme distancia que separa a los Estados Unidos de la China, hay empresas que
han movido sus centros de producción a dicho país. De continuar este proceso,
la amenaza para México resulta muy seria, sobre todo si hay otros sectores
además de la manufactura que se ven amenazados por otras asimetrías reales
entre México y los Estados Unidos. Por ejemplo, los agricultores mexicanos no
poseen el capital, ni subsidios para la producción y la exportación con la que
sí cuentan sus homólogos estadounidenses, canadienses, japoneses y europeos.
En
nuestro país, el comercio exterior representa un instrumento primordial para
lograr el crecimiento económico. Es por lo anterior que la desgravación ha
llegado cerca del techo y aún así se analizan la firma de nuevos tratados
comerciales con países como Brasil y Corea del Sur.
Una
alternativa sería la ampliación de aquella oferta exportable basada en el
conocimiento y en la agregación de valor, es decir en el crecimiento endógeno
atribuido a las empresas locales y enfocadas al comercio exterior,
especialmente a las pequeñas y medianas empresas, actores claves en una
estrategia de desarrollo productivo que pondere la existencia de redes
nacionales entre empresas y entre sectores.
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